Judíos sirviendo en el ejército iraní: una realidad. En Irán, el único país chiíta de Oriente Medio, la comunidad judía existe con relativa tranquilidad. Ni pogromos ni persecución sistemática. Es más, llevan uniforme y sirven en un ejército que oficialmente llama a destruir Israel.

La paradoja más llamativa: la ciudad de Isfahán. Aquí reside la mayor comunidad judía iraní: funcionan sinagogas, una escuela, tiendas de comida kosher. Según la constitución, los judíos tienen un escaño reservado en el Majlis (parlamento). Pero precisamente cerca de Isfahán se ubicaba la instalación nuclear bombardeada por Estados Unidos en 2025. La ironía radica en que el ataque contra la "bomba islámica" también afectó a los hogares de judíos.

Las cifras hablan por sí solas: en Irán quedan unos 8.500 judíos. Para comparar: en Yemen, cero; en Arabia Saudita, cero. En Teherán funciona un hospital judío que atiende a todos, desde rabinos hasta veteranos del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI). Pero también hay límites: cualquier contacto con Israel se castiga con la pena de muerte.

Tras los ataques a Isfahán, la comunidad no huyó. Muchos de sus hombres son veteranos de la guerra Irán-Irak. Hoy, sus hijos sirven en el mismo ejército que amenaza Israel. Soldados judíos rezan en hebreo, pero juran defender al régimen que llama a su patria histórica un "tumor cancerígeno".

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